Eras tú...

Dicen que el amor puede con todo. Que si de verdad quieres, puedes. Que la esperanza es lo último que se pierde. ¿Acaso todo eso es verdad?  Comienzo a pensar que tan solo son mentiras de gente que sabe ciertamente que es mejor pensar que sí para no venirse a bajo por completo. Yo he tocado fondo.

Hace exactamente cuatro años, por esta hora aproximadamente, sentía calor, nervios, notaba como mi corazón comenzaba a latir a mil por hora, como mis mejillas cogían color con el paso de los segundos, mientras te veía acercarte a mi a penas pocos minutos después de la hora acordada. Tú me llevaste a aquel lugar en el que te gustaba estar para desahogarte, pensar en tus cosas, escuchar música y estar tranquilo sin que nadie te molestase. Querías que conociera aquel lugar secreto tan especial para ti, para que pudiéramos estar los dos solos sin que hubiera nadie incordiando. Nos sentíamos únicos en el mundo, felices con nosotros mismos y el uno con el otro, sabíamos que la perfección no volvería a encontrar momento mejor para mostrarse que aquella tarde en aquel bosque que se abría detrás de tu casa, del que tú ya eras parte y en el que yo comenzaba a sentirme a gusto sin notar que sobraba en aquel lugar en el que el suelo solía estar húmedo, el sol apenas llegaba a alumbrar una gran parte de los helechos que allí había, donde se podían oír los pájaros cantar débilmente a lo lejos y donde se podía oler en el ambiente el aroma a plantas, humedad y frescura que desprendía aquel maravilloso lugar.
Allí me besaste, me hiciste saber que de verdad existía aquello que la gente consideraba amor, me hiciste sentir única en el mundo y para colmo, hasta la mejor del mundo, y lo mejor de todo era, que estaba completamente segura de que para ti si que lo era aunque me pareciera imposible. Siempre fui de pensar que no era nada, que cualquiera de mis cualidades las tenían otras iguales, e incluso mejores, que mi belleza característica era simple y escasa, que no tenía nada especial o único, que mi carácter era tosco y aburrido. Que no era nada relevante. Sin embargo tú conseguiste hacerme cambiar de idea por ejemplo cuando te reías de verdad de mis bromas, me escuchabas, mostrabas un verdadero interés por mis actividades y sobre todo cuando me mirabas con aquellos ojos que no mostraban reproche ninguno, ni asco, desprecio o cualquier otra cosa que no fuera cierta admiración hacia mi persona, fuere de la manera que fuere, me hiciste cambiar, tener mi autoestima, orgullo, me hiciste darme cuenta de que de verdad era importante, y lo mejor era saber que te hacía sentir igual, o a veces incluso mejor de lo que tú me hacías sentir a mi aun creyendo que era algo imposible de conseguir.
Siempre me diste fuerzas para seguir a delante, para alcanzar mis metas, para no darme por vencida, para no infravalorarme y saber que valía para cualquier cosa que me propusiera… Para hacerme la persona más feliz del mundo.

Ahora me encuentro en el mismo lugar donde comenzó todo. El sol ya no ilumina este lugar, los pájaros no cantan, el aroma del viento se ha vuelto grotesco y salvaje. Ahora, el suelo tan solo se encuentra encharcado debido a las constantes gotas de lluvias que caen del cielo y yo me encuentro sentada en el suelo debajo de aquel árbol donde me entregaste un pequeño dibujo que me habías hecho con todo tu entusiasmo e ilusión, aquella pequeña golondrina que volaba libre y alegre por aquel mismo bosque. Completamente mojada y llena de barro, noto como pequeñas gotas de agua se deslizan por los cabellos de mi flequillo hasta precipitarse contra el suelo y las lágrimas empañan mis ojos rojos y escocidos. Sé que odiabas que llorara, que siempre me quería ver feliz y sonriendo, pero… ¿Qué puedo hacer cuando te fuiste de mi lado junto aquel coche azul? ¿Cuándo sé que jamás volverás para darme un abrazo o decirme un simple “Mi vida, tranquila, sé que puedes hacerlo, ya lo verás”?
Cuándo sé que ni si quiera volverás a cogerme el móvil cuando te llamo porque no puedo dormir a las tantas de la noche o que nunca volveré a recibir un mensaje en el que me digas que pase un buen día…

¿De verdad tengo que pensar que el amor puede con todo? ¿Qué si de verdad quiero, puedo? ¿Qué la esperanza nunca se pierde? No sé lo que tengo que pensar, no sé ni si quiera que pienso desde hace una semana, aquel viernes en el que ni si quiera pude decirte un “Adiós” o darte un beso… Lo único que sé es que te he amado más que a mi vida, que te amo y que siempre te amaré y te llevaré conmigo. No sé cuando volveré a ser feliz de verdad, pero por ti y tan solo por ti, espero poder  levantarme algún día de esta caída y te juro, estés donde estés… Que lo intentaré.