It hurts too much to die...

Hacía mil que no escribía nada en el blog... Debería de ser que no tenía necesidad de ello. Estaba demasiado entretenida y feliz como para ponerme a escribir las cosas que se me pasaban por la cabeza en aquellos momentos, pero todo cambia y ahora vuelvo a ello... Tengo demasiado tiempo libre, ya no tengo a nadie para pasarme el día hablando, que me llame, o que me dejen salir más por ser una persona excepcional.
Me siento más sola que nunca. Esa persona me enseñó a quererme a mi misma, a no dejarme utilizar, a actuar, a vivir... Me enseñó se puede decir a ser como soy hoy en día. La única persona en la que confié al 100000% y más si es que se puede, a la que le conté todo, a la que sabía que podía llamar aunque fuera porque tenía una pesadilla y me levantaba a las cuatro de la mañana. Aquella que se enamoró de mi con todos mis defectos de por medio sin intentar cambiarlos porque decía que sin ellos no sería yo, aquella persona que tan solo con mirarme me hacía sentir la persona más especial del mundo... La que amaba tanto mi cuerpo como mi forma de ser, mi olor o simplemente la forma de caminar o de sonreír. Con aquella persona me sentía protegida, amada, en compañía y sobre todo... Me hacía feliz y conseguía sacarme una sonrisa hasta cuando me encontraba en los peores momentos. Siempre se preocupó por mi y yo siempre me preocuparé por el...
Me arriesgué a perderlo, pero no podía seguir actuando con mi egoísmo y ahora sé que lo he perdido y esta vez fue de verdad, jamás pensé que podría llegar a pasar, pero hay cosas que te cogen por sorpresa, como a mi me ha pasado con este desagradable hecho y desde luego que lo que más deseo en el mundo es que no sea así, porque él lo es todo para mi, sin embargo, jamás volveré ha actuar de una forma en la que le pueda dañar más, me niego, no quiero ni puedo... Jamás pensé que podría dañarlo al intentar hablar con él... Pero así ha sido y me he sentido la peor mierda del mundo... Y me arrepiento de que esto haya acabado así, de que lo hubiera dejado pasar durante tanto tiempo... Porque sé que todo esto ha acabado así por mi culpa y no tengo ningún derecho a quejarme, aunque de una forma inevitable mi corazón lo hace y sufre y se desangra por dentro...
Aunque espero que sepa que siempre estaré ahí para él, que no me ha perdido ni mucho menos, que cuando pueda hablarme podrá hacerlo siempre que quiera, que lo siento en el alma y ojalá pudiera recompensárselo de alguna forma... Que le echo de menos... Y que me sigo estremeciendo cuando me llega su olor por la sudadera que aún conservo en mi casa y que tengo que devolverle...
Has sido lo mejor que me ha pasado en la vida y eso no hay quien lo cambie.

Mucho, para nada.

Quieres a esa persona y siempre se lo has demostrado mil veces. Nunca eres capaz de enfadarte con ella, siempre intentas ayudarla, no la obligas a hacer cosas que no quiere hacer, la dejas en paz, con sus decisiones y sus cosas, aunque la intentes ayudar en todo lo posible, pero siempre quedándote al margen de lo que debe de hacer por ella misma.
Aquella persona que te ha fallado algunas veces, pero que nunca le has dado importancia simplemente por ser quien es y lo que es para ti, porque has compartido casi toda tu vida, tus experiencias, risas y llantos...
Que has sentido como te dejaba de lado por otra persona, y tu sin embargo has estado ahí aguantando... Que, de verdad, te sientas cercano a ella y que has hecho lo que has podido hasta el momento por esta, para que luego, sin embargo, jamás tengas un pequeño detalle por su parte o cualquier cosa que haga de agradecimiento por todo, cuando tú has estado agradeciéndole todo, expresando que de verdad la aprecias y la quieres, para que siempre, acabes sintiéndote sustituido por otra persona y quedes, por decirlo así, en la oscuridad como un completo imbécil.

Eras tú...

Dicen que el amor puede con todo. Que si de verdad quieres, puedes. Que la esperanza es lo último que se pierde. ¿Acaso todo eso es verdad?  Comienzo a pensar que tan solo son mentiras de gente que sabe ciertamente que es mejor pensar que sí para no venirse a bajo por completo. Yo he tocado fondo.

Hace exactamente cuatro años, por esta hora aproximadamente, sentía calor, nervios, notaba como mi corazón comenzaba a latir a mil por hora, como mis mejillas cogían color con el paso de los segundos, mientras te veía acercarte a mi a penas pocos minutos después de la hora acordada. Tú me llevaste a aquel lugar en el que te gustaba estar para desahogarte, pensar en tus cosas, escuchar música y estar tranquilo sin que nadie te molestase. Querías que conociera aquel lugar secreto tan especial para ti, para que pudiéramos estar los dos solos sin que hubiera nadie incordiando. Nos sentíamos únicos en el mundo, felices con nosotros mismos y el uno con el otro, sabíamos que la perfección no volvería a encontrar momento mejor para mostrarse que aquella tarde en aquel bosque que se abría detrás de tu casa, del que tú ya eras parte y en el que yo comenzaba a sentirme a gusto sin notar que sobraba en aquel lugar en el que el suelo solía estar húmedo, el sol apenas llegaba a alumbrar una gran parte de los helechos que allí había, donde se podían oír los pájaros cantar débilmente a lo lejos y donde se podía oler en el ambiente el aroma a plantas, humedad y frescura que desprendía aquel maravilloso lugar.
Allí me besaste, me hiciste saber que de verdad existía aquello que la gente consideraba amor, me hiciste sentir única en el mundo y para colmo, hasta la mejor del mundo, y lo mejor de todo era, que estaba completamente segura de que para ti si que lo era aunque me pareciera imposible. Siempre fui de pensar que no era nada, que cualquiera de mis cualidades las tenían otras iguales, e incluso mejores, que mi belleza característica era simple y escasa, que no tenía nada especial o único, que mi carácter era tosco y aburrido. Que no era nada relevante. Sin embargo tú conseguiste hacerme cambiar de idea por ejemplo cuando te reías de verdad de mis bromas, me escuchabas, mostrabas un verdadero interés por mis actividades y sobre todo cuando me mirabas con aquellos ojos que no mostraban reproche ninguno, ni asco, desprecio o cualquier otra cosa que no fuera cierta admiración hacia mi persona, fuere de la manera que fuere, me hiciste cambiar, tener mi autoestima, orgullo, me hiciste darme cuenta de que de verdad era importante, y lo mejor era saber que te hacía sentir igual, o a veces incluso mejor de lo que tú me hacías sentir a mi aun creyendo que era algo imposible de conseguir.
Siempre me diste fuerzas para seguir a delante, para alcanzar mis metas, para no darme por vencida, para no infravalorarme y saber que valía para cualquier cosa que me propusiera… Para hacerme la persona más feliz del mundo.

Ahora me encuentro en el mismo lugar donde comenzó todo. El sol ya no ilumina este lugar, los pájaros no cantan, el aroma del viento se ha vuelto grotesco y salvaje. Ahora, el suelo tan solo se encuentra encharcado debido a las constantes gotas de lluvias que caen del cielo y yo me encuentro sentada en el suelo debajo de aquel árbol donde me entregaste un pequeño dibujo que me habías hecho con todo tu entusiasmo e ilusión, aquella pequeña golondrina que volaba libre y alegre por aquel mismo bosque. Completamente mojada y llena de barro, noto como pequeñas gotas de agua se deslizan por los cabellos de mi flequillo hasta precipitarse contra el suelo y las lágrimas empañan mis ojos rojos y escocidos. Sé que odiabas que llorara, que siempre me quería ver feliz y sonriendo, pero… ¿Qué puedo hacer cuando te fuiste de mi lado junto aquel coche azul? ¿Cuándo sé que jamás volverás para darme un abrazo o decirme un simple “Mi vida, tranquila, sé que puedes hacerlo, ya lo verás”?
Cuándo sé que ni si quiera volverás a cogerme el móvil cuando te llamo porque no puedo dormir a las tantas de la noche o que nunca volveré a recibir un mensaje en el que me digas que pase un buen día…

¿De verdad tengo que pensar que el amor puede con todo? ¿Qué si de verdad quiero, puedo? ¿Qué la esperanza nunca se pierde? No sé lo que tengo que pensar, no sé ni si quiera que pienso desde hace una semana, aquel viernes en el que ni si quiera pude decirte un “Adiós” o darte un beso… Lo único que sé es que te he amado más que a mi vida, que te amo y que siempre te amaré y te llevaré conmigo. No sé cuando volveré a ser feliz de verdad, pero por ti y tan solo por ti, espero poder  levantarme algún día de esta caída y te juro, estés donde estés… Que lo intentaré.

Inútil

Inútil. Aquel sentimiento de impotencia que hace que te encuentres nervioso, e incluso la mayoría de las veces, furioso contigo mismo, a veces es por no poder hacer nada aunque quieras y otras veces es el hecho de no saber hacer nada bien y acabar queriendo rendirte y dejar de intentar las cosas...
Sonríes alegre gracias a la persona que te hace sacar tu alegría en cualquier momento, dando igual si te encuentras triste o enfadado, pero esa persona siempre está ahí para hacerte sentir bien, y tú se lo agradeces sinceramente porque gracias a ella te puedes considerar una persona feliz... Pero luego es al revés, es aquella persona que siempre ha tenido una sonrisa para ti, la que se encuentra mal, la que se siente agobiada, o triste, lo que sea... Pero no tiene su sonrisa característica. Ahí es cuando me toca actuar. Ayudar, intentar hacer que la persona a la que más quiero en el mundo se encuentre bien al igual que ella hace por mí... Y da igual lo que haga que no lo consigo, sigue igual, ninguna reacción, ningún cambio... Para colmo, meto la pata, lo acabo haciendo peor de lo que lo hacía en un principio dejando a aquella persona, en vez de igual, incluso peor de lo que se encontraba. Ahí es cuando hallo la frustración, el enfado con mi propio ser y aquel sentimiento de inutilidad que me hace preguntarme para que cojones sirvo si ni si quiera soy capaz de hacer sonreír a la persona que amo cuando se encuentra mal... Cuando sé que la he fallado...