Dejó de ser juego...

Y es que a vece te cansas de luchar y tiras la toalla. Ya no es como cuando eres pequeño, que cogías y te levantabas todas las veces que hubiera falta, ahora, ya te has cansado... No llegas ni a levantarte... Y ya estás de nuevo en el suelo. Comienzas a pensar si vale la pena, si no será mejor quedarte ahí, en el suelo y descansar de una vez, sin embargo hasta para eso tienes que ser fuerte. Tienes que ser fuerte para ser capaz de ver como lo que querías y por lo que has estado luchando todo este tiempo, se aleja de ti inevitablemente, sin que tú seas capaz de hacer nada para impedirlo, simplemente te queda mirar... Y la cosa es que cuando creces, todo deja de ser un juego, que lo que está en tu mano ganar o perder, no es una chuchería,o, simplemente, el orgullo de ganar el puto juego. Ahora, lo que está en juego, es tu propia vida, fragmentos los cuales pueden ser completamente decisivos para guiarte, para hacerte feliz, o estar triste, porque todas las decisiones que vas tomando  repercutirán en ella de una forma inevitable y la mayoría de las veces hasta agobiante.

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